martes, 21 de mayo de 2019

Escuelas Etnograficas

Escuelas Etnograficas

Escuela de etnografía clásica

Los etnógrafos clásicos buscan hacer descripciones comprehensivas de las construcciones y perspectivas materiales de la gente. Se supone que las personas estudiadas comparten una cultura común. Las descripciones reformulan los hechos crudos para meterlos en términos y categorías más simples y universales, tales como parentesco, sistemas de comercio y rituales. Una etnografía clásica es producto de un viaje prolongado durante el cual, el investigador reside con la comunidad estudiada, allí observa y documenta, al mismo tiempo que participa directamente en algunas actividades seleccionadas.

Por lo general quien realice la etnografía clásica, selecciona una o varias personas del grupo para hacer a lo largo del tiempo unas entrevistas más intensas y centradas. Éstos informantes clave influyen mucho sobre el etnógrafo y el contenido resultante de la etnografía; las voces de otros informantes tienden a ser subsumidas por la autoridad de los informantes principales. La facilidad en el lenguaje o lenguajes de los informantes es básica para la credibilidad del etnógrafo, aunque cuando no es posible tenerla, se puede recurrir a intérpretes locales.


Escuela de etnografía sistemática

Fue desarrollada en la década del sesenta por los etnomatemáticos y también es conocida como antropología cognitiva. Los etnógrafos sistemáticos aspiran definir la estructura de la cultura, más que describir a las personas en su interacción social sus emociones y materiales. La fidelidad al conocimiento de los informantes es el criterio número uno de evaluación. Su propósito es describir “el punto de vista nativo”, conocer los “mapas cognitivos” que moldean el comportamiento de un grupo en particular. Se piensa que es posible lograr ese propósito por medio de un análisis sistemático, riguroso, donde los principales datos taxonomías populares de palabras y unidades de nominación y conjunto de términos de contrastes. La técnica de recopilación formalizada de datos y el manejo de la base de datos son destrezas requeridas, y es esencial demostrar competencia en su aplicación.


Escuela de etnografía interpretativa

be descubrir los significados en la interacción social observada. Para esta escuela una buena etnografía proporciona “descripciones densas” de comportamiento humano y guía al lector por entre el análisis consistente en “conjeturar los significados, evaluar lo que se conjetura y sacar conclusiones explicatorias a partir de las mejores conjeturas, y no en descubrir el continente de significado y hacer un mapa de su paisaje incorpóreo” (Muecke, 2003). Esto lleva la etnografía a los niveles más altos del poder analítico, y a la mejor forma de descripción densa es analíticamente elegante. “no es necesario saberlo todo para poder comprender algo”. La inferencia del etnógrafo a partir de la intelección llegada a las “redes de significancia”, forma el compendio a veces mareador de detalles coherentes para el lector. El resultado es una descripción etnográfica que hace que la personas se vuelvan “accesibles: al ponerlas en el marco de sus propias banalidades, disuelve su opacidad”. Lo que distingue las etnografías buenas de las menos buenas es que se puede valorar por el poder de la imaginación científica de ponernos en contacto con la vida de personas extrañas (Muecke, 2003).


Escuela de etnografía crítica 
La escuela de etnografía crítica es la más reciente dentro de la tradición de investigación cualitativa etnográfica. Los etnógrafos críticos ven la etnografía como ficción, creada por las interacciones del etnógrafo y los informantes, a quienes se les considera como coautores y criaturas de sus propios tiempos y culturas. Sostienen que la etnografía es completamente interpretativa, los diferentes etnógrafos crearían diferentes relatos, y por ende, que cualquier interpretación es sólo una posible lectura de la cultura estudiada (Muecke, 2003).

 En esta escuela el etnógrafo es inevitablemente participante durante el texto y su construcción, la etnografía es subjetiva, refleja las posicionen, los valores y la conciencia de quien escribe. A la influencia mutua y dinámica del etnógrafo en el campo de investigación es considerada como el acto de la reflexividad. Las buenas etnografías hacen explicitas la naturaleza de la reflexividad que las modelo. La etnografía crítica presenta un collage impresionista, una imagen que representa sólo un momento y un contexto particulares, no la cultura holística de los etnógrafos interpretativos. Dos tendencias han surgido dentro del campo de la etnografía crítica: la postmoderna y la feminista (Muecke, 2003). En la tendencia Postmoderna, los etnógrafos se preocupan fundamentalmente de la retórica, de la forma de la descripción; consideran que tanto la escritura como la lectura de la etnografía son procesos creativos (Muecke, 2003). 

Debido a sus características en esta sub-clasificación de la escuela del pensamiento crítico se pueden incluir la etnografía interseccional descrita por Boyle (2003).

 En la tendencia Feminista las etnógrafas, en contraste, se orienta principalmente a minimizar su propia explotación de sus informantes y exponer las fuerzas de la opresión contra los grupos menos privilegiados de la sociedad (Muecke, 2003).

 Debido a sus características está sub-clasificación de la escuela del pensamiento crítico se pueden incluir dentro las etnografías particularistas descrita por Morse (2003). Siguiendo los procesos que se desarrollan en las escuelas del pensamiento etnográfico y la clasificación de las etnografías descritas anteriormente, sean estas procesales, las cuales describen algunos aspectos de los procesos sociales de manera funcional o sincrónica (holística, contextual y reflexiva). O binarias es decir, se pueden usar rasgos binarios de una característica dada y su opuesto o una combinación entre ellas (urbanas y rurales).


Referencias

Muecke, Maryorie (2003). “Sobre la evaluación de las etnografías”. En: Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Compilado por: Morse, Juanice. Primera Edición en español. Volumen ISBN. 958-655-5 Colombia. Editorial Universidad de Antioquia. pp. 218-243. 

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