martes, 21 de mayo de 2019

Características de la Etnografía Institucional

Características de la Etnografía Institucional


En este punro se hace una descripción de las cuatro características de la etnografía propuestas por Boyle (2003): a) La naturaleza contextual y holística. b) El carácter reflexivo. c) El uso de los datos emic y etic. d) El producto final que llamamos etnografías. 

a) Holística y contextual: exige poner la observación y los datos de la entrevista en una perspectiva más amplia, su planteamiento central se basa en que el comportamiento del ser humano sólo se puede entender en contexto; es decir, en el proceso de análisis y abstracción. El etnógrafo no puede separar los elementos del comportamiento humano de su contexto pertinentes, de significados y propósitos, porque es ese contexto el que le permite comprender el comportamiento humano. Su propósito primario es hacer explícitas las interrelaciones entre los diversos sistemas y subsistemas del grupo estudiado.

 Para ello es necesario que el trabajo de campo se realice con gente por largos períodos de tiempo en su ambiente natural, es lo distintivo de la investigación etnográfica (esta característica solo se aplica a las etnografías clásicas u holística). Este debe estar acompañado de la observación participante; la cual caracteriza la mayor parte de la investigación; además, combina la participación de las personas estudiadas con el hecho de mantener la distancia profesional, que permite una adecuada observación y registros de datos, estos aspectos permiten montar un escenario para otras técnicas tales como, la entrevistas, historias de vida entre otros procedimientos de recolección de datos. 

El análisis de los datos que el etnógrafo emplee puede variar según el tipo de etnografía que se esté haciendo o, mínimamente, según la clase de procedimiento de recolección de datos que utilice. La forma exacta como el etnógrafo ordena y selecciona los datos, busca los tipos, los clasifica, los pone en secuencia y los procesa para encontrar patrones en el conjunto dependen también, en alguna medida del tipo de enfoque de la etnografía, de las aptitudes y las preferencias del etnógrafo. El fin de este proceso es reunir o reconstruir los datos en una manera comprensible y constructiva, agrupándolos según modelos, categorías y relaciones significativas (Boyle, 2003).

b) La reflexividad: la etnografía tiene un carácter reflexivo, lo que implica que el investigador es parte del mundo que estudia y está afectado por éste. Esta reflexividad se aprecia en la distinción de la ciencia y el sentido común, entre las actividades del investigador y la de los investigados, yace aquí el corazón tanto del positivismo como del naturalismo; ambas posiciones extremas presuponen “que es posible, al menos en principio, aislar un cuerpo de datos no contaminados por parte del investigador, bien sea volviéndose él un autómata o convirtiéndose en un recipiente neutral de la experiencia cultural” (Boyle, 2003).

La etnografía a veces se halla en medio de estos dos extremos, y el etnógrafo no acepta los datos sin más sino que los considera como un campo de inferencias en las que puede identificar patrones hipotéticos y cuya validez se puede comprobar. Su proceso consiste parcialmente en observación participante y parcialmente en conversaciones o entrevistas; la combinación del que está adentro y del que está afuera permite una intelección más clara de las que puede tener uno de los participantes, es decir, el nativo o el etnógrafo. Los dos puntos de vista puestos lado a lado, produce una tercera dimensión que redondea el cuadro etnográfico.

Es la mezcla de las dos cosas, o más bien la interfaz entre ellas, lo que le da el poder de la reflexibilidad. Así, la buena etnografía produce teoría a partir de la naturaleza reflexiva de la experiencia etnográfica; es siempre más que solo una descripción: es una explicación teórica. El nivel y el poder de la teoría varía de acuerdo con el alcance y el foco de la etnografía (Boyle, 2003).

c) Lo emic y lo etic: la visión emic, desde adentro de lo que sucede y por qué, es básica para comprender y describir con exactitud las situaciones y los comportamientos de los informantes, esto es el corazón de la investigación etnográfica. La perspectiva etic es el marco teórico que se trae desde afuera, en otras palabras las abstracciones del investigador o la explicación científica desde lo que existe de esa realidad. Un análisis de la perspectiva emic y etic requieren de explicación para poder comprender y describir con precisión situaciones y comportamientos.

Ambos puntos de vistas ayudan al etnógrafo a desarrollar interpretaciones conceptuales o teóricas, por lo que suelen usar ambas perspectivas: recolectan los datos a partir de la perspectiva emic de sus informantes y luego tratan de encontrarle el sentido, tanto desde las perspectivas de los informantes como desde su propio análisis científico o etic. Para comprender como se analizan los datos etnográficos, es necesario tener claridad sobre la epistemología del estudio, o sea, sobre si el análisis final representa el punto de vista emic o el etic (Boyle, 2003).

d) El producto final que llamamos etnografías: algunas etnografías son más teóricas y abstractas en términos de las teorías culturales que producen. Su valor radica en los resultados pragmáticos tanto para la teoría como para la práctica. Es tanto un proceso como producto, y como producto suele ser un libro cuyo foco recae sobre un grupo social particular y al mismo tiempo es bastante amplio (Boyle, 2003).



Referencias

Boyle, Joyceen (2003). “Estilos de etnografía”. En: Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Compilado por: Morse, Juanice M. Primera edición en español. Volumen ISBN. 958-655-5 Colombia. Editorial Universidad de Antioquia. Pp. 185-214.

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