Epistemología de la etnografía
Fundamentación epistemológica de la etnografía.
La etnografía tiene su génesis en la antropología cultural a través de
antropólogos de comienzos del siglo XX, tales como Boas, Malinowki, Radecliffe Brown y Mead y sus estudios de culturas comparativas. Aunque
ellos tomaron las ciencias naturales como un modelo de investigación, difirieron de los acercamientos científicos naturales a través de la recolección de datos de primera mano de culturas existentes “primitivas”.
En los años veinte y treinta, sociólogos como Park, Dewe y Mead en
la Universidad de Chicago, adaptaron los métodos del campo antropológico para estudiar grupos culturales en los Estados Unidos. Recientemente, las aproximaciones científicas a la etnografía se han expandido
para incluir “escuelas” o subtipos de etnografía con diferentes tendencias teóricas, tales como el funcionalismo estructural, el interaccionismo
simbólico, la antropología cultural y cognitiva, el feminismo, el marxismo, la Etnometodología, la teoría crítica, los estudios culturales y el postmodernismo. Esto ha llevado a una distintiva falta de ortodoxia en la etnografía como una aproximación general a la descripción e interpretación de un grupo sociocultural, y los autores necesitan ser explícitos
acerca de cuál escuela es la que expone cuando discuten su aproximación, especialmente si ha sido asumida por investigadores en campos
fuera de la sociología y la antropología, como las ciencias de la salud y la
educación (Creswell, 1998).
La etnografía se considera una modalidad de investigación en las
ciencias sociales que surge de la antropología cultural y de la sociología
cualitativa, y se inscribe en la familia de la metodología cualitativa. Se
habla de investigación etnográfica o simplemente de etnografía para aludir tanto a procesos por el que se aprende el modo de vida de algún un
grupo como al producto de esa investigación: un escrito etnográfico o retrato de ese modo de vida (Paz, 2003).
La etnografía estudia descriptivamente las culturas y en la sociedad moderna puede asumir para su estudio a una familia, una situación
educativa, una fábrica, una empresa, un hospital, una cárcel, un gremio
obrero, un club social y hasta un aula de clases, son unidades sociales
que pueden ser estudiadas etnográficamente. También, son objetos de
estudios aquellos grupos sociales que, aunque no estén asociados o integrados, comparten o se guían por formas de vida y situaciones que los
hace semejantes como los alcohólicos, los delincuentes, los homosexuales, las meretrices, los mendigos, etcétera (Martínez, 2007).
Una etnografía es una descripción e interpretación de un grupo social, cultural o un sistema. El investigador examina los patrones observables y aprendidos del comportamiento del grupo, las costumbres y las formas de vida. Como un proceso y como un resultado de investigación, una
etnografía es un producto de investigación típicamente encontrado en forma de libro completo. Como un proceso, la etnografía implica una observación prolongada del grupo, típicamente a través de observaciones participativas, en las cuales el investigador está inmerso en las vidas cotidianas
de la gente o por medio de entrevistas cara a cara y uno a uno con miembros del grupo. Los investigadores estudian los significados del comportamiento, lenguaje e interacciones de grupos que comparten una cultura
(Creswell, 1998). Es necesario aclarar que este procedimiento de observación prolongada se desarrolla para las etnografías clásica u holísticas.
La etnografía es aplicada a un grupo localizado de personas que
comparten numerosas características culturales y sociales similares. Por
lo general, los miembros de este grupo suelen tener un gran sentido de solidaridad mutua, basadas en factores comunes de lenguaje, residencia,
relaciones sociales, creencias, y prácticas políticas y religiosas. Una etnografía se centra en un grupo de personas que tiene algo en común, un
sitio de trabajo, un estilo de vida, una residencia de ciudadanos, o una
misma filosofía de la gestión. En su proceso, trata sobre como un etnógrafo intenta aprender o comprender algún grupo humano (Boyle, 2003).
Una etnografía describe de una población aspectos seleccionados
de cómo manejan sus vidas rutinarias, notables y rituales unos con otros
en su medio ambiente, las creencias y costumbres que conforman su
sentido común sobre su mundo y las herramientas básicas del etnógrafo
son la intuición y la percepción para recopilar y analizar los datos, su
propósito último es hacer la acción social de una sociedad, o de una subunidad social, comprensible para un público de otra sociedad o para el
resto de las mismas personas (Muecke, 2003).
El enfoque etnográfico se apoya en la convicción de que las tradiciones, las funciones, lo valores y las normas del ambiente en que se vive se
van internalizando poco a poco y generan regularidades que pueden explicar la conducta individual y de grupo en forma adecuada, los miembros de un grupo étnico, cultural o situacional comparten una estructura lógica o de razonamiento que, por lo general, no es explícita, pero que
se manifiesta en diferentes aspectos de su vida.
El objetivo inmediato de un estudio etnográfico es crear una imagen realista y fiel del grupo estudiado, pero su intención y mirar más lejana es contribuir en la comprensión de sectores o grupos poblacionales
más amplios que tiene características similares. Trata de presentar episodios que son “porciones de vida” documentados con un lenguaje natural y que representa lo más fielmente posible cómo siente la gente, que
sabe, como lo conoce y cuáles son sus creencias, percepciones y modos
de ver y entender (Martínez, 2007).
Uno de los aspectos más satisfactorios del enfoque etnográfico es
precisamente el sentirse libre para poder descubrir un problema retador,
antes que sentirse obligado a investigar un problema predeterminado
que pudiera existir, de hecho, solo en la mente del investigador. Las limitantes para estas investigaciones lo forman el tiempo, los fondos y el personal, muchos investigadores tienen que tomar decisiones en cuanto al
área en que debe concentrarse. La decisión estratégica de focalizar un aspecto o una situación particular, frecuentemente implica la desatención,
necesaria, de otras áreas importantes (Martínez, 2007).
Las ventajas que tiene la investigación etnográfica son la flexibilidad y la apertura que le otorga su orientación naturalista y fenomenológica. Por ello, su estudio de campo se caracteriza por sus conocimientos
fortuitos. En esencia, este enfoque es holista y molar, es decir, amplio y
vasto, que permite ver, describir y comprender las realidades como formas totales estructuradas y complejas, como fenómenos interconectados que se integran y adquieren sentido por sus relaciones e influencia
reciproca (Martínez, 2007).
Para esta orientación metodológica no hay un diseño acabado, este
emerge en el transcurso de la investigación; nunca finaliza, sino que estará en constante flujo a medida que la nueva información se acumula y
avanza la comprensión de la realidad estudiada. Se considera que la realidad no es estática, única e invariable. Al contrario hay un concepto de la
realidad como algo múltiple, variable y en continuo cambio en cuanto a
personas, episodios, situaciones, tiempo y circunstancias; de aquí que
toda investigación estará muy ligada a una realidad concreta. La comprensión del contexto tiene una función importante en esta orientación;
se orienta hacia la compresión de la estructura global circundante que
dará sentido a cada una de las partes que la integran (Martínez, 2007).
Referencias
Martínez, Miguel (2007). Ciencia y Arte en la Metodología Cualitativa. Primera Edición. México. Editorial Trillas. Páginas consultadas: 101-109,
181-203
Boyle, Joyceen (2003). “Estilos de etnografía”. En: Asuntos críticos en los
métodos de investigación cualitativa. Compilado por: Morse, Juanice M. Primera edición en español. Volumen ISBN. 958-655-5 Colombia.
Editorial Universidad de Antioquia. Pp. 185-214.
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